Paralelamente a la dinámica creciente de conquista de prestigio y calidad por parte del vino español en todo el orbe, los territorios vitivinícolas de nuestro país viven una efervescencia enoturística sin precedentes. Llegamos tarde, si hemos de compararnos con exitosas experiencias como la californiana o la de la Toscana, la de la Champagne o la de Alsacia; pero mejor tarde que nunca. El consumo de vino en España lleva tiempo cayendo año tras año, pero no dejan de crecer las cifras relativas al enoturismo, que ya ha dejado de ser una moda.

Hay quien no alberga la menor duda de que el enoturismo representa uno de los segmentos más influyentes para abrir nuevos mercados. Muchos son los que creen en las potencialidades de un enoturismo que nos permite acercarnos a las viñas desde diversas miradas y disfrutar de su universo simbólico, histórico y naturalístico.

Disfrutar del entorno ambiental, vegetal y faunístico entre viñedos, montar en globo aerostático o a caballo para divisar nuestros viñedos, recorrer paisajes vinícolas en bicicleta de montaña o en todo terreno, realizar senderismo entre bodegas, catar de barricas, tinos o depósitos, vendimiar, asistir a visitas teatralizadas en las bodegas, hacer de enólogo por un día realizando cupajes, recibir nociones de poda, participar en maridajes y catas a ciegas, disfrutar del vino bajo las estrellas o bajo la luz de la luna llena, sumergirse en experiencias sensoriales entre cepas, asistir a proyecciones de cine con el argumento vitivinícola como protagonista, visitar las centenarias y las modernas Catedrales del Vino, sobrevolar viñedos con helicóptero, dormir en autocaravanas junto a las vides, realizar congresos y convenciones de empresa o asistir a espectáculos y conciertos entre barricas… Las ofertas son infinitas.

En definitiva, como se recuerda desde una de las rutas ecoturísticas españolas, se trata de dar a conocer “el aroma de nuestra tierra, descubrir los rincones, la vida rural, el paisaje, la gente, las tradiciones, la gastronomía de una tierra llena de sabores y sensaciones inolvidables”. España, gracias a la diversidad que le ofrecen sus más de 60 denominaciones de origen y a la fortaleza de sus grandes marcas, se encuentra en una posición más competitiva que otros países pese a la grave crisis que también afecta al mundo del vino en nuestro país. De hecho, en España se concentra el principal viñedo mundial.

Existen bodegas, como la de Campo Viejo de Logroño, que ya fueron diseñadas claramente para abrirse a las visita de los enoturistas sin que ello suponga alterar los quehaceres productivos del día a día. La propia enóloga de la bodega, Elena Adell, se involucró directamente en los planes de construcción de la nueva bodega de Campo Viejo desde el principio, trabajando mano a mano con Ignacio Quemada, el arquitecto. De hecho, Bodegas Campo Viejo, que acaba de celebrar su décimo aniversario, ha sido distinguida por la Unión Internacional Red de Capitales y Grandes Viñedos con el premio ‘Best of’ en la categoría de prácticas sostenibles en turismo vitivinícola.

1’4 millones de enoturistas en España

Las DO españolas, con un bagaje paisajístico, histórico y cultural que no puede exhibir el Nuevo Mundo productor, permiten dar a entender mejor nuestros vinos en el mercado interior pero también en el mundo. Algunos destacados empresarios, sin embargo, son de la opinión que el enoturismo en España está aún en un estadio muy incipiente. El expresidente de la Asociación de Ciudades del Vino (ACEVIN), José Fernando Sánchez Bódalo, que ha ocupado el cargo durante 12 años, hasta las últimas elecciones municipales, entiende que el enoturismo está en auge y que “esto es algo favorable tanto para el sector turístico como para el sector vitivinícola”.

El turismo del vino, según Sánchez Bódalo, “ha empezado a adquirir un gran peso específico entre de la oferta turística de España”. Añade que “nuestro país puede posicionarse como uno de los principales destinos enoturísticos del mundo” dado el recorrido que ofrecen atractivos complementarios como la gastronomía, el patrimonio y la naturaleza.

En 2010 más de 1,4 millones de visitantes (1.441.314 personas) recorrieron alguna de las bodegas que forman parte de las 21 Rutas del Vino de España, un 1,3% más que en 2009.

En el informe de visitantes a bodegas en las Rutas del Vino de España de 2010 se contabilizaron las bodegas adheridas durante este último año a ACEVIN. Ello supuso que la base de estudio para el análisis incluyera las 57 bodegas de las cuatro nuevas Rutas, y las nuevas bodegas asociadas a las rutas ya existentes (25 más) que no formaban parte del estudio en 2009.

Estas nuevas bodegas han aportado un total de 60.816 visitantes a los datos globales. En dicho informe sobre los visitantes a las Rutas del Vino de España se analizaron de manera pormenorizada las visitas a las bodegas de cada una de las Rutas. De este modo la Ruta que más visitantes registró en 2010 fue, una vez más, Enoturisme Penedès con 459.400 visitantes, seguido de la Ruta del Vino y el Brandy del Marco de Jerez con 455.854, Rioja Alavesa con 112.272 visitantes, Ribera del Duero con 91.421 visitantes y Rioja Alta con 70.236 visitantes. No se recogen todos los enoturistas que reciben las bodegas españoles, pero estos datos son una buena aproximación. Desde la presidencia de ACEVIN se señaló que "2010 ha sido un año excelente para el enoturismo en España, porque es un viaje a lo auténtico. Y aún tenemos una capacidad de crecimiento enorme, un sector para ilusionarse". El expresidente de ACEVÍN mostró, además, su convencimiento de que dos sectores estratégicos para España, como son el vino y el turismo, "han de ir de la mano, puesto que hablar de enoturismo es hablar de país. No hablamos sólo de vino ni solo de turismo. Ambas cosas suman. El vino está presente en toda España. Nos une. Así construimos más país, más empleo y una mejor economía".

El Club de Producto Rutas del Vino de España de ACEVIN recibe el apoyo de  la Secretaría de Estado de Turismo y el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Actualmente cuenta con 21 rutas: Ruta del Vino de Bullas, Jumilla, Caminos del Vino de La Mancha, Ruta del Vino y del Brandy del Marco de Jerez, Ruta del Vino de La Garnacha (Campo de Borja), Ruta del Vino Lleida, Ruta del Vino de Montilla-Moriles, Navarra, Ruta Enoturisme Penedès, Rías Baixas, Ribeiro, Ruta del Vino Ribera del Duero, Rioja Alavesa, Somontano, Ruta del Vino de Tenerife y Ruta del Vino Utiel-Requena son las 16 rutas certificadas, mientras que Alicante, Bierzo, Condado de Huelva, Ribera del Guadiana y Rioja Alta continuaban, en el momento de realizarse el último balance de ACEVIN, en proceso de certificación. Los enoturistas ya crecieron un 18,7% en 2009 respecto al año anterior.
    
 

El gasto de los enoturistas, por encima del gasto del turista en España

Los datos de la Asociación Española de Ciudades del Vino subrayan que la visita a las bodegas es la primera motivación de los enoturistas, seguida del interés por los vinos y el patrimonio y la gastronomía. los visitantes de las Rutas del Vino de España pasan una media de 2,4 días, utilizan principalmente el alojamiento hotelero de 4 estrellas y desarrollan actividades como visitas a bodegas, degustaciones de vinos y gastronomía local.

El gasto medio diario del turista del vino, según los últimos datos recogidos, desciende a 107,12 euros, una cifra que sigue siendo superior a la cifra de gasto medio diario del turista en España (98 euros). El enoturismo es, pues, una fuente de riqueza que no puede desestimarse.

Las visitas enoturísticas son una actividad que se realiza mayoritariamente en grupo, con amistades o compañeros de trabajo (35%), aunque hay un porcentaje relevante de grupos familiares sin hijos (22 %) y aumenta el número de visitantes con hijos, hasta alcanzar el 17%. Los estudios realizados por ACEVIN llegan a la conclusión que “la demanda del turismo del vino es muy amplia y no se circunscribe a expertos o aficionados al mundo del vino, sino que atrae a personas de muy variada condición y edad”.

Las Rutas del Vino de España se anuncian como “un producto turístico innovador, temático, cultural, gastronómico y de interior”. Su ADN se basa en “la integración de los recursos y servicios turísticos de interés de una zona vitivinícola, planteados desde la autenticidad y la vocación vivencial. Es un producto que se asienta sobre una estrategia de desarrollo socioeconómico integral del territorio, de cooperación público-privada y de valorización de la identidad y cultura vitivinícola del destino”.

El proyecto Rutas del Vino de España nació en 2001, cuando ACEVIN consigue el apoyo de la Secretaría General de Turismo para empezar a trabajar en la definición y desarrollo de las normas de regulación de la calidad de este producto turístico. La colaboración se inició en el marco del Programa ‘Calidad en los Productos Turísticos’, integrado dentro del Plan Integral de Calidad del Turismo Español, cuyo objetivo era trabajar en el diseño y desarrollo de nuevos productos turísticos que dieran lugar a la diversificación y desestacionalización de la oferta turística española. Asimismo, las Rutas del Vino de España están integradas dentro de la oferta turística que se promociona en el extranjero a través de los canales de TURESPAÑA, como la web spain.info o las Oficinas Españolas de Turismo. También la asociación RECEVIN se ha marcado como una de las líneas prioritarias de trabajo para este 2011 la potenciación del enoturismo. RECEVIN es la Red Europea de Ciudades del Vino. Está integrada por ciudades o grupos de ciudades productoras de vino de la Unión Europea. Las ciudades pertenecientes a RECEVIN tienen una fuerte dependencia de la vitivinicultura y están ubicadas en zonas protegidas por denominación de calidad de sus vinos.

Un plan de acción conjunta

La oferta turística es tan creciente que se impone cierta coordinación. Hay quien considera que el problema es que la infinidad de propuestas existentes, la mayoría de las cuales son muy interesantes, no están estructuradas en un momento en que no pocos bodegueros han visto claro que deben invertir en enoturismo conscientes de que asegura parte de su futuro. Desde diversos sectores se empieza a requerir un claro plan de acción conjunta.

No se tiene dudas sobre el hecho de que el enoturismo vende territorio, cultura y también vino de forma que el productor de uva y el de vino puedan compensar el déficit que quizás encuentren en un mercado cada vez más saturado e hipercompetitivo.

Hay quien sigue viendo al enoturismo más como un canal de venta que como una estrategia de comunicación y comercialización.

Un estudio reciente invita a las bodegas de la DOCa Rioja a  "ahondar en el gran potencial del enoturismo para comercializar el vino", en palabras del presidente del Club de Marketing de La Rioja, Ignacio Blanco. En este estudio se destacó, también, que el 87% de las bodegas cree que hace falta promoción, pero sólo un 33% quiere financiarla.

No todas las bodegas, sin embargo, abren sus puertas durante los fines de semana o durante las vacaciones y los días festivos, que es cuando más visitas pueden recibir. El anteriormente citado estudio realizado en la Rioja señala que un 53% de las bodegas desarrollan actividades enoturísticas, pero sólo el 25% se encuentra disponible toda la semana y, según el trabajo, se constata un déficit de idiomas y de información de sus propuestas a los turistas del vino a través de Internet.

Es evidente, pues, que mucho queda por mejorar a pesar de que en España existan algunas de las bodegas más visitadas del continente europeo. Solo hace falta pasearse por las colinas de Sonoma o por Napa Valley, como he tenido oportunidad de realizar recientemente, para comprobar como nos queda aún mucho margen de mejora.  Incluso en los mejores hoteles de San Francisco el vino y las bodegas son protagonistas.